lunes, 26 de abril de 2010

Evil always finds a way

¿Acaso no son los malos respetados? ¿No suelen ser ricos y poderosos? ¿No son recordados por aquellos que les sufren? ¿No consiguen que se cumplan todas sus órdenes? ¿Acaso no los adoran las mujeres? ? ¿No es destruir más divertido que construir? Pues no sé a qué estamos esperando para hacernos malos...

Allá por el verano de 2007 el estudio holandés Triumph Studios y Codemasters sacaron a la venta Overlord, un videojuego que nos ponía en una tesitura distinta a la mayoría. Y es que por una vez íbamos a ponernos en la piel de un Señor del Mal, que al más puro estilo Sauron y con un toque de humor bastante peculiar, iba a hacerse con el control del mundo. El juego desde su salida llamó mi atención pero fue Steam y sus ofertas (pack Overlord+Expansión Raising Hell+Overlord II por 8.75€) lo que hizo que me decidiera a hacerme con él.



La historia de Overlord comienza con nuestro personaje enterrado y derrotado. Su torre oscura ha sido destruida y sus poderes prácticamente perdidos. Pero todavía le quedan algunos seres leales, los esbirros o minions con Krazak a la cabeza que armarán y enseñarán al Overlord todo lo que ha de saber para que pueda vengarse y así recuperar su poder y su imperio. Para hacerlo deberá derrotar a unos enemigos de lo más variopinto recurriendo a su poder de ataque, a su magia y por supuesto a sus esbirros.

La jugabilidad de Overlord es muy variada, gracias a la combinación de los cuatro tipos de hechizos básicos (ataque, defensa, dominación y minions) y los cuatro tipos de esbirros disponibles. Los parduzcos son los combatienetes cuerpo a cuerpo, muy versátiles pero nada pueden hacer ante los enemigos más poderosos. Los bermejos son débiles en el cuerpo a cuerpo pero pueden atacar a distancia y son inmunes al fuego. Los viridios son los asesinos sigilosos, no son mancos en el cuerpo a cuerpo pero son especialmente útiles sorprendiendo por la espalda a los rivales más poderosos. Por último los zarcos son muy débiles pero tienen tres habilidades útiles; inmunidad a la magia, capacidad de nadar y poder para resucitar a los esbirros caídos si lo haces con la suficiente premura. El juego mezcla el género de la aventura con bastantes tientes estratégicos en el control de tus esbirros y algún componente de rol (mejoras de vida y maná, así como creación de equipamiento para el Overlord). El control es bueno, aunque a veces adolece de falta de precisión y se hace difícil colocar a tus esbirros para la lucha cuando ves un pedazo de trol acercándose.

A lo largo del juego tenemos una o varias misiones activas en distintos lugares a los que podemos viajar usando portales esparcidos por el mundo y conectados con nuestra torre oscura. En general en cada zona hay varias misiones que concluyen con el enfrentamiento con un jefe final. Los niveles suelen ser de carácter lineal, pero con distintas zonas a las que puedes decidir acceder en un momento u otro (como cuevas). A la hora de enfrentarte a los jefes finales hay que buscar la estrategia que permite derrotarlos, aunque suele ser difícil mantener a los esbirros con vida hasta ese momento. El juego también nos permite tomar algunas decisiones que harán que las gentes cuyos mundos conquistemos nos amen o nos odien y que también influirán en los poderes mágicos de nuestro Overlord. Las misiones que añade la expansión Raising Hell suelen ser del mismo tipo aunque generalmente requieren una mayor dosis de ingenio, lo que en ocasiones se puede convertir en frustación cuando ves como tus esbirros caen como moscas.

En el apartado técnico tenemos unos gráficos que, sin ser para nada punteros, realizan su misión de forma adecuada, y una banda sonora con canciones de corte épico-malvado que ambientan perfectamente sobre todo en las luchas. El doblaje al castellano es bueno y especialmente divertido en los minions ya que permite apreciar su vocación por servirte, destruir y matar. Los tiempos de carga son bastante cortos (los escenarios tampoco explicarían unos tiempos de carga largos) y se producen en los viajes entre portales.



En resumen, un juego diferente al típico shooter, combinando de forma acertada un componente aventurero con un componente estratégico en el control de tus minions y un siempre elogiable sentido del humor, que ridiculiza los mundos de fantasía, con humanos, elfos y enanos por igual. El juego ofrece diversión y una duración sorprendentemente alta (del orden de las 30 horas con la expansión) y es especialmente recomendable para todos aquellos que disfruten de la perspectiva de tener su propio ejército de seres malvados y destructores y de gobernar con mano de hierro todos los confines del mundo.