viernes, 19 de febrero de 2010

Geralt de Rivia

Voy a dedicar esta entrada al inicio de la que desde hace poco tiempo se ha convertido en una de mis sagas de literatura fantástica favoritas (tampoco es que conozca muchas) y no es otra que la saga de Geralt de Rivia y sus dos primeros títulos: "El último deseo" y "La espada del destino".


La saga de Geralt de Rivia, obra del escritor polaco Andrzej Sapkowski, consta de siete libros (actualmente estoy terminando de leer el tercero), siendo los dos primeros de historias cortas que introducen el mundo y al personaje de Geralt de Rivia y formando los cinco restantes una historia completa alrededor de Geralt, Cirilla de Cintra, el conflicto con Nilfgaard y la profecía de Ithlinne: "En verdad os digo que se acerca el tiempo de la espada y el hacha, la época de la tormenta salvaje. Se acerca el Tiempo del Invierno Blanco y de la Luz Blanca. El Tiempo de la Locura y el Tiempo del Odio, el Tiempo del Fin. El mundo morirá entre la escarcha y resucitará de nuevo junto con el nuevo sol. Resucitará de entre la Antigua Sangre, de Hen Hichaer, de la semilla sembrada. De la semilla que no germina sino que estalla en llamas. ¡Así será! ¡Contemplad las señales! Qué señales sean, yo os diré: primero se derramará sobre la tierra la sangre de los Aen Seidhe, la Sangre de los Elfos...".

En primer lugar, decir que mi interés por Geralt de Rivia vino después de jugar al fenomenal The Witcher un RPG ambientado en el mundo fantástico del personaje de manera muy fiel al mundo de los libros y al que espero dedicar una entrada tarde o temprano en este blog. Aquí os dejo su intro, que muestra una de las primeras escenas de "El último deseo", tal y como en él se narra:



Geralt de Rivia es un brujo. Los brujos son en principio niños normales criados en la fortaleza de Kaer Morhen, donde son sometidos a una mutación. Para que sufran la mutación se somete a los niños a numerosas pruebas, tomas de hormonas, virus, duro entrenamiento,... a las que la mayoría de los niños no sobreviven. Los que sobreviven se convierten en brujos. Los brujos tienen la misión de proteger a la humanidad de los numerosos monstruos que pueblan la tierra a cambio de una paga. Para ello cuentan con numerosas ventajas resultado de su mutación como una fuerza y rapidez sobrehumanas, lo que los convierte en soberbios espadachines, la capacidad de hacer magia (aunque la magia que realizan es de apoyo y meros trucos comparados con lo que puede realizar un hechicero), son inmunes a las enfermedades y su cuerpo tolera sustancias que para los humanos son tóxicas, pudiendo de esta forma tomar pociones que incrementan sus habilidades. Otra consecuencia de las mutaciones que sufren los brujos es que son estériles, por lo que la única manera de obtener nuevos brujos es a partir de niños que son concedidos a los brujos.

Aunque los brujos tienen una finalidad "noble" como es la de proteger y mantenerse apartados de poderes políticos y guerras, en la época en la que se desarrolla la historia los brujos se encuentran casi extintos y son rechazados por la mayoría de la sociedad ya sea por miedo o desconocimiento. Además el trabajo para ellos no suele ser abundante, ya que la humanidad a alcanzado un nivel de progreso y expansión que ha ido acabando con los monstruos, que han pasado en muchos casos a vivir de los desperdicios e inmundicias procedentes de la actividad humana.

En cuanto al mundo que nos presenta esta saga, los humanos son la especie dominante, que ocupa la mayoría del territorio y gobierna las ciudades. Los elfos que gobernaban cuando llegaron los humanos, sobreviven en general en malas condiciones, sin adaptarse en las ciudades o viviendo en una gran precariedad en cuevas o bosques. Por su parte los enanos, generalmente más prácticos, viven bien como guerreros o incluso como prósperos comerciantes y artesanos. Además en este mundo se pueden encontrar medianos, medioelfos, gnomos, dríadas, ...

En cuanto al personaje de Geral de Rivia se puede decir que no es un héroe. Al menos no un héroe corriente. Se trata de un personaje lleno de contradicciones. Capaz de buscar pelea contra unos rufianes borrachos en una taberna de mala muerte y matarlos sólo para darse notoriedad, pero también capaz de arriesgar su vida a una muerte casi segura por salvar la de un amigo. En los dos primeros libros recorre numerosas partes del mundo en busca de trabajo encontrándose en muchas ocasiones que los auténticos monstruos no son los que tienen la aparencia más monstruosa: "Cuando me fui de Kaer Morhen soñaba con encontrar a mi primer monstruo. Y lo encontré. Mi primer monstruo era calvo y tenía unos dientes bastante feos y podridos. Me lo encontré en el camino real, donde, junto con otros compañeros monstruos, desertores de no sé qué ejército, había detenido un carro de campesinos y había sacado del carro a una muchacha, quizá de trece años, quizá menor. Los compañeros sujetaban al padre de la niña y el calvo le estaba rasgando el vestido y gritaba que ya iba siendo hora de que supiera lo que era un hombre de verdad. Me acerqué, bajé del caballo y le dije al calvo que a él también le había llegado la hora. Esto me pareció entonces extraordinariamente divertido. El calvo dejó a la mocosa y se hechó sobre mí con una maza. Era muy lento, pero resistente. Tuve que golpearle dos veces para que cayera. No fueron tajos demasiado limpios, pero bastante, diría, espectaculares, tanto que los colegas del calvo salieron huyendo viendo lo que la espada de un brujo le podía hacer a un ser humano.

Para Geralt es habitual que el intentar ayudar a la gente le conlleve más problemas que alegrías, ya que a la gente común le acaba repugnando su fría eficacia a la hora de matar, y esto va conformando la personalidad de Geralt, que intenta afrontar en la mayoría de los casos una posición neutral: "¿Sabes por qué lo hice? Quería que la muchacha anegara sus ojos en lágrimas de agradecimiento y me besara las manos y que su padre me diera las gracias de rodillas. Y sin embargo el padre había salido corriendo junto con los desertores y la muchacha, sobre la que había caido la mayor parte de la sangre del calvo, se puso a vomitar y luego le dio un ataque de histeria, y cuando me acerqué a ella se desmayó de miedo. Desde entonces, muy pocas veces me he vuelto a entrometer en historias parecidas".

Además estos dos primeros libros sirven para introducir a algunos de los personajes importantes de la saga como Jaskier, un bardo mujeriego y talentoso que se convierte en el mejor amigo de Geralt y le acompaña en algunas de sus aventuras (metiéndolo en más de un lio), la bella y arrogante hechicera Yennefer, la amable y acogedora sacerdotisa Nenneke y por supuesto Ciri, la niña en torno a la cual parece girar la historia de Geralt.

En el estilo de Sapkowski predominan los diálogos rápidos y cargados de humor frente a la narración y las descripciones suelen ser escuetas, lo cual conlleva un ritmo de la acción bastante alto. Entrando en concreto en el contenido de las historias de los dos libros, en "El último deseo" destacaría la historia "El mal menor" en la que Geralt se ve envuelto en un conflicto entre un hechicero que se preocupa únicamente de sí mismo y una muchacha a la que el hechicero trató injustamente y que está dispuesta a cualquier cosa para vengarse. Mientras que en "La espada del destino" me gustó especialmente "Las fronteras de lo posible" en la que Geralt, acompañado de un misterioso personaje, se une a un variopinto grupo de gente que va en caza de un dragón, mientras deciden como repartirse el botín, y acaban llevándose más de una sorpresa.

En definitiva, la saga de Geralt de Rivia ofrece una historia de fantasía centrada en un personaje que no se puede catalogar de bueno ni malo, sino que encontramos en él y en sus decisiones distintos tonos de gris y algo que va más allá de lo convencional. Si tuviera que destacar algo negativo de sus libros es que se hacen decididamente demasiado cortos: "Andrzej Sapkowski es un escritor al estilo de Tolkien, aunque diferente, porque es decididamente más cercano al mundo contemporáneo y está dotado de un temperamento eslavo mucho más apasionado. Al leer a Sapkowski nos encontramos a la vez en el mundo de Tolkien, en una sesión de un Disney tergiversado, en la Edad Media, en una clase de economía, en un país de terribles rituales paganos y en una novela negra pintada con colores de cuento de hadas."